EL BLOG DE

FUDOSHIN DOJO

LOS BENEFICIOS DEL KARATE

 

El Karate-Do (camino de la mano vacía) es un arte marcial con más de 500 años de historia. Su origen se remonta a principios del siglo XVI en la isla de Okinawa. Todo comenzó con la influencia cultural de China sobre la isla y la introducción de estilos de Kung Fu como el Shaolin, la Grulla blanca o la Mantis religiosa. Con el paso del tiempo, los nativos de la isla adaptaron las artes marciales que les habían enseñado a un método de combate cuerpo a cuerpo que utilizaban para defenderse de las numerosas invasiones que sufrieron en los próximos siglos (samurais, piratas, conquistas occidentales).

 

A día de hoy, la población okinawense es quizás la más longeva del mundo, y eso radica, no sólo en la alimentación y el estilo de vida, sino en su filosofía de vida y especialmente en un concepto que en estos últimos años ha cogido notoriedad: "Ikigai" ¿Y qué es el Ikigai? Resumiéndolo en pocas palabras, se trata de un concepto acerca de encontrar el camino que uno debe (o necesita) seguir para realizarse como ser humano; entregarse en cuerpo y alma a ello. Y no se trata de una obsesión o de un perfeccionamiento insaciable, sino de encontrar un equilibrio entre la constancia y la paciencia.

 

Este concepto ha sido malinterpretado en occidente y se ha traducido en una forma de crecimiento personal donde el cuidado físico (estético), la autoexigencia y el individualismo (primero yo y luego los demás) han cobrado demasiada fuerza. 

 

El Karate y las artes marciales tradicionales, al contrario que muchas otras disciplinas que se han popularizado entre los jóvenes donde se priorizan los beneficios a corto plazo (quemar calorías, musculación), son una semilla que debe ser cultivada día a día a lo largo de los años si uno desea obtener sus frutos ¿Y cuáles son esos frutos? Por supuesto, el Karate proporciona un gran condicionamiento físico, sus entrenamientos endurecen los músculos (desde la raíz, más allá de lo visiblemente estético) y los más jóvenes pondrán a prueba sus habilidades en competiciones, pero los verdaderos beneficios residen en el carácter de quien lo practica. Valores como el esfuerzo, la perseverancia, la disciplina y la paz interna, terminan siendo aspectos que forman parte de uno mismo, no sólo en el dojo, sino en la vida del karateka. Y uno termina desechando aspectos como el individualismo, ya que en las artes marciales debemos cooperar entre todos los compañeros para crecer y entender que, si mejoras tú, también mejoraré yo; y esa forma de hacer comunidad se trasladará a mis relaciones amistosas y familiares.

 

Además, en Fudoshin Dojo desterramos cualquier forma de sectarismo donde el maestro es considerado un ser superior que jamás debe ser cuestionado, pues los maestros siempre estaremos dispuestos, no sólo a enseñar, sino también a aprender de nuestros alumnos.

 

David Manzano,

 

Fudoshin Dojo